LA ECUACIÓN DE DIOS - MICHIO KAKU.

 

En mi acercamiento a Dios han sido fundamentales varios libros, en este momento quiero escribir sobre el libro de La ecuación de Dios de Michio Kaku. Justo ahora lo veo como la pieza que unió todo en mi lógica analítica para darme la oportunidad de creer, ¿en qué?, en lo que yo elija. 

El autor es un eminente físico teórico y es uno de los divulgadores científicos más conocidos del mundo, su forma de explicar lo complejo en forma simple ubica a este libro en un increíble punto entre disfrutar y aprender, fue publicado en 2022, así que tiene los últimos datos en hallazgos científicos. Esta lectura me regaló la hermosa pregunta: “¿Por qué hay algo en lugar de nada?”

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Dios/Divinidad/Universo

En el libro, una de sus conclusiones es que todo en el universo está ordenado con tanta belleza, con tal nivel de elegante simplicidad, que es imposible no reconocer la mano de un diseñador cósmico, “para mí, este es el argumento más sólido para la existencia de Dios” dice el autor

La ecuación de Dios es aquella fórmula que lo explica absolutamente todo, abarcando todas las leyes ya formuladas, una ecuación superior a las existentes, pues la ley de la gravedad, la teoría de la relatividad y la cuántica están basadas en principios matemáticos diferentes, en mis palabras, “chocan” en ciertos aspectos y se contradicen. Los científicos han estado en la búsqueda de esta teoría del todo pues Combinarlas sería el mayor logro científico.

El autor nos explica que esta teoría ya ha sido encontrada, se la llama: “la teoría de cuerdas”, todos los números y valores que arroja concuerdan con los de las demás teorías, además es una teoría simple y hermosa. El problema es que para comprobarla en laboratorio se necesitaría recrear un universo y eso no es posible... por ahora. 

Lo más extraño que ha revelado este hallazgo es que nuestro universo está compuesto por 11 dimensiones, de las cuales, nosotros a lo sumo podemos percibir 4, si contamos al tiempo como una de ellas. Esto me impactó, por fin entendí que desear comprender racionalmente la Divinidad es como si un día mi sombra cobrara vida, esa silueta que se forma gracias a los rayos del sol, y yo le intentara explicar el volumen de los objetos en 3d, o intentara enseñarle cálculo a mi mascota. Hay que afinar mi percepción para alcanzar a vislumbrar el plan de mi alma. 

“…quizá nosotros seamos sombras tridimensionales, pero nuestra verdadera identidad se esté moviendo en diez o en once dimensiones.” Michio Kaku.

Entonces, ¿cómo experimentar a Dios, si nuestra percepción se encuentra condicionada por los limites sensoriales de nuestros cuerpos físicos? 

Siendo la verdad inconmensurable, yo me he respondido que mi oportunidad de vivir lo Divino está en ir hacia dentro, en cerrar mis ojos y buscarlo en las profundidades de mi silencio. Si Dios está en todas partes, es infinito y eterno, sé que también está en mí y yo estoy en él. Mi verdadera identidad es mi alma y habitamos realmente en la complejidad de 11 dimensiones, en cambio, mi personalidad de hoy, lo que percibo como tiempo, espacio, los opuestos, la muerte y la separación, y todas mis experiencias en esta encarnación son una reducción de la gran realidad, en la que se simplifica la grandiosidad a tan solo una sombra de lo que ES. Entonces, la única forma de experimentar un poco de la verdad última es sintiéndola dentro de mí, más allá de los límites de mi cuerpo, de mis emociones y de mi mente, es en mi meditación que siento mi esencia o SER, y así lo he experimentado.  

Creer o no creer...

Al final llegué al punto central, ese lugar en el que lo que me queda es elegir, ¿voy a creer en esta verdad que estoy descubriendo? Con respecto a este tema y en todo lo relacionado con mi espiritualidad, con mi devoción y mi fe, siempre la pregunta ha sido: ¿en qué decido creer? Mi conclusión es que es más lindo vivir confiando en una conciencia superior totalmente bondadosa, y de la cual me siento parte, que es perfecta e infinitamente poderosa y dispone todo para mi bien y evolución espiritual. Al final cada uno elige la verdad que habita, y que mejor que escoger una en la que me siento poseedora de un poder que no depende de algo afuera de mí. Así que elijo creer en lo que me hace bien, es la elección más importante que hago cada día, tal como lo planteó Einstein al decir “La decisión más importante que debemos tomar es si creemos que vivimos en un Universo amigable u hostil”. Decido creer en lo que a mí me parece la opción más elevada en cuanto a amor y compasión.

Creer para ver.

Hay mucha información a nuestro alrededor y nuestro cerebro no tiene la capacidad de procesarlo todo, así que elije solo ciertas cosas en las cuales se enfoca y les da relevancia, deja muchísimos más datos sin registrar y son mínimos los que selecciona para crear la percepción de la realidad. Es así cómo, dependiendo de lo que me interesa, me importa, o creo, mi cerebro elije a que le da su atención. Esto es algo que todos sabemos, me ha pasado que me hago un corte de pelo y comienzo a notar que otras mujeres lo llevan, como si de repente se hubiesen hecho el mismo; o cuando estaba en embarazo mi radar localizaba otras embarazadas a metros, y así a diario se despiertan ciertos intereses y comenzamos a notar cosas que antes nunca advertimos, y si perdemos el interés también se desvanecen de nuestra realidad. Pero no nos detenemos a pensar en ello, en ¿por qué veo lo que veo?, ¿me importa lo que me importa?, en lo que quiere decir esto de mí, en cambio, esto es usado por el sistema para manipularnos todo el tiempo, haciendo que veamos lo que ellos quieren, llevando nuestra atención a donde les interesa.

Nunca se ha tratado de ver para creer, por más que me lo muestren, yo no podré verlo si no está en mi mente el contexto y el interés por esto. Es así como la realidad se forma dentro de nuestra mente, existiendo tantas verdades como personas en el mundo, ninguna igual a la otra y ninguna más o menos real.

Mi atención se enfoca en lo necesario para crear la realidad que mi mente habita y desecha lo demás. Puedo ver injusticias y sufrimiento por doquier, o, ver amor, compasión y perfección. Puedo ver belleza potencial en todas partes, o, fealdad incorregible. 

La Divinidad está ocurriendo todo el tiempo a nuestro alrededor, lo místico, lo mágico y los milagros son lo cotidiano, pero, para verlos, primero debemos elegir habitar un Universo en donde sea posible y decidir llevar nuestra atención a ellos. Cuando creamos en la Divinidad, luego y no antes, se desplegará en nuestra realidad las maravillosas coincidencias, repentinas revelaciones, la profunda belleza y amorosa perfección. 

Todo el tiempo estuvo allí, pero yo no estaba para darme cuenta, mi cerebro elegía ver lo mismo y lo mismo. El rayo de sol entre las hojas de los árboles siempre estuvo, pero pasé de largo, el gesto amable de un extraño me pasaba desapercibido, la llamada oportuna me parecía una mera casualidad, el libro adecuado, el bondadoso que cuido de mí, los sueños premonitorios, aquello que me guio hacia un lugar o a una persona... 

Hay un fino hilo que une cada suceso, haciendo de ellos unas sorprendentes Diosidencias, todos estamos tan ocupados que nos lo perdemos, no vemos el hilo, no percibimos la mágica mano del diseñador cósmico, ¡que lástima!, porque dejamos pasar lo verdaderamente importante.

Todo siempre estuvo, pero nunca significaron nada, nunca les di mi atención, existían sin existir, y como lo dice Milan Kundera en el libro la insoportable levedad del ser: "Estar ciego en su vida cotidiana con respecto a tales casualidades y dejar así que su vida pierda la dimensión de la belleza"

¿FE o ignorancia?

Es fácil creer en lo que se te ha condicionado para ello, no se requiere ningún esfuerzo, en cambio para creer en algo nuevo, algo que tú quieres y elijes, entonces es cuando requieres determinación. Yo he sido una buscadora incansable de "la verdad", en diferentes creencias religiosas, libros, personas, y he ido decantando con toda esa información una "verdad" que amo y me llena. No me es posible creer en algo sin que tenga la convicción y el discernimiento para entenderlo, sin que algo dentro de mí vibre de emoción al sentir su sabiduría, esto para mi es FE, conformarme con menos se me asemeja más a ignorancia. Por el otro lado está el volverme hermética ante lo nuevo, no permitir que lo diferente penetre en mi lógica y viejas creencias, que ponga demasiada resistencia a aquello de lo que nunca había escuchado. Es en este punto en el que me muevo, me balanceo y trato de no perder el equilibrio y caer en ningún extremo. Para mantener mi FE y mantenerme creyendo en esta realidad que elijo creer para poder vivirla, he creado mi propio ritual diario que me recuerda cada día, a primera hora, que vivo en un Universo amigable. Mi estado por defecto es ser lógica, analítica y sínica, este rasgo de mi personalidad no me permite vivir la realidad que quiero, es por ello por lo que con determinación elijo en qué creer, es entonces cuando se abren mis otros ojos, o es que despierta en mi otra versión, esa mujer que si puede ver las maravillosas coincidencias que le dan la belleza a su vida.

Deseo compartirte mi parte favorita del libro de La ecuación de Dios.

Es demasiado simple que un gurú baje de la cima de una montaña y nos traiga el significado de todo. El sentido de la vida es algo que debemos luchar por comprender y apreciar. El hecho de que alguien nos lo dé frustra su propia finalidad. Si el sentido de la vida estuviera a nuestra disposición sin esfuerzo alguno, perdería su significado. Todo lo que importa es el resultado del esfuerzo y el sacrificio, y vale la pena luchar por ello.” Michio Kaku


Creer para ver.

Creer por creer es no creer en nada,

nunca se trató de ser revelado o encontrado,

¡siempre fue una decisión!,

es la convicción de regalarme lo que nadie puede darme,

¿qué más valioso que una FE inquebrantable?

y puedes preguntarme "¿En qué mundo vives?" 

y yo diré: veo ante mis ojos un Universo amigable y perfecto.

Una energía Divina que me sostiene, 

¿Por qué conformarme con menos?

 

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